Welcome to Singapore!
Nunca creí que fuese a gustarme tanto esta ciudad. Será que aunque vaya de buceadora y montañera, sigo y seguiré siendo muy urbana :) Singapur es realmente diferente a Bangkok, tanta limpieza y tanto orden no me eran nada familiares!
En esta ocasión, aparte de mis incondicionales Nuria y Joaquín, se unieron a la aventura mi rubia Vir (becaria de Yakarta) y Alvaro (becario de Seul). Allí nos encontramos con Lucía, la becaria de Singapur, que nos explicó muchas cosas de la ciudad, ¡muchas gracias! Nos alojamos en Chinatown, uno de los barrios más vivos de la ciudad. Se acercaban las celebraciones del año nuevo chino así que había muchísimo ambiente, nos regalaban comida y todo! :) El plan nocturno de las 2 noches singapurenses fue el mismo: cenita en Chinatown y fiesta en Clark Quay. Y qué fiesta! Muy muy muy guai!
Realmente, no hay muchas cosas concretas que ver en Singapur. La cuestión es pasearse y empaparse de la multiculturalidad que reina en la ciudad. Pasamos la mañana del sábado por los barrios árabe e indio y la tarde en los jardines botánicos y la increíble Orchard Road, la calle más maravillosa para consumistas!! :)
Al caer la noche nos fuimos a la zona de Marina Bay, a disfrutar del skyline singapurense y de la famosa estatua del Merlion, muy muy bonito! :)
El domingo lo pasamos en Sentosa, una isla de Singapur montada para el ocio, con playas incluidas. Aun siendo todo muy falso me gustó. Llegamos ahí en funicular y volvimos en monorail. Desgraciadamente nos llovió todo el día así que no tenemos demasiadas fotos bonitas, pero estuvo guai. Para despedir Singapur, no podíamos dejar de subir al Marina Bay Sands, el impresionante hotel que tiene la infinity pool más alta del mundo. ¡Espectacular! Y como no, como ya hicimos con nuestra querida torre Bayoke en Bangkok, ¡subimos sin pagar! :)
Aun teniendo un finde un poco pasado por agua, quedamos todos encantados con Singapur, ciudad a la que sin duda alguna volveré. ¡Hasta siempre!
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